Hola amigo(a) y bienvenido a mi página!!
Estoy emocionada de empezar esta nueva etapa en mi vida al escribir un blog. Normalmente soy una escritora en secreto y a través de los años he escrito mis pensamientos en mis diarios. La mayoría de mis diarios están llenos de oraciones y conversaciones personales con Dios. Así que por favor escuche mi corazón y sea paciente mientras aprendo sobre este nuevo trayecto.
Hace dos años, el otoño del 2015, mientras pasaba tiempo hablando con Dios, leyendo y meditando Su Palabra, quedé cautivada por lo que dice Romanos 8:26: “Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.” Quede intrigada por lo que el Espíritu hace por nosotros en nuestra debilidad y cuando no tengo palabras para decir, El lo hace. El intercede por mi en su propio idioma.
Mientras observaba varios comentarios bíblicos, pude entenderlo un poco mejor. Ellicott dice: “Cuando las oraciones del cristiano son demasiado profundas y demasiado intensas para las palabras, cuando son más bien un suspiro lanzado desde el corazón que cualquier enunciado formal, entonces podemos saber que son impulsadas por el Espíritu mismo. Es Él quien está orando a Dios por nosotros “.
Alexander MacLaren dice, “El lenguaje se descompone en el intento de expresar nuestras emociones más profundas y nuestro amor más verdadero. Pues todas las cosas más profundas en el hombre, las expresiones inarticuladas son las más reveladoras. El dolor puede decir más en un sollozo y una lágrima que en muchas palabras débiles; El amor encuentra su lengua a la luz de un ojo y el broche de una mano. Los gemidos que se elevan desde las profundidades del alma cristiana no pueden ser forzados en el marco estrecho de la obra humana; y sólo porque son inefables son reconocidos como la voz del Espíritu Santo”.
En ese momento leer lo que el Espíritu hace me daba aliento y consuelo pero yo estaba en una época en la que no sentía que no podía articular lo que debía decirle a Dios. Pero pronto me daria cuenta que esos momentos me preparaban para uno de los años y epocas más difíciles de mi vida.
En marzo del 2016, cuando nuestro hijo comenzó a tener un dolor inexplicable, se agitaba y lloraba incontrolablemente. Tenía sólo 15 meses y no tenía el lenguaje para explicarnos lo que estaba experimentando. Desafortunadamente los médicos que vimos no encontraban la causa de su dolor lo cual fue mal diagnosticado varias veces.
Dos meses después su dolor seguía empeorando y yo estaba desesperada, cansada y enojada que su dolor había durado tanto tiempo sin ninguna ayuda. Finalmente, el 3 de mayo el especialista que lo vio abogó por él y lo envío a la sala de urgencias donde después de más pruebas fue diagnosticado con Espondilodiscitis, una infección grave en la columna vertebral y bastante raro para un niño de 15 meses. Así que fue admitido en el hospital y marcó el comienzo de otro tiempo difícil en nuestra familia.
Puedo escribir varias páginas sobre las próximas 7 semanas, pero lo que quiero compartir hoy es lo que Dios inmediatamente me recordó esas primeras noches en ese oscuro y frío hospital. Después de estar un poco molesta con Dios, o tal vez muy molesta, de que esto le estaba sucediendo a nuestro hijo, la verdad es que necesitaba desesperadamente hablar con mi Padre Celestial. Necesitaba compartir con él todas las emociones que estaba experimentando de ira, frustración, tristeza, desesperación y mas que no podía expresar.
Esas primeras noches cargaba a mi bebé y traté de hablar con El Señor pero mis lágrimas, dolor, “gemidos” dominaban mi cuerpo y no podía expresar con palabras lo que sentía. Estaba cansada y no tenía fuerzas. Recuerdo simplemente decir, “Señor …” y luego solo llorar. Al principio sentí que estaba dejando que mis sentimientos me controlaran, pero después de unos días de la misma oración, el Espíritu me recordó lo que me enseñó 7 meses antes de esta experiencia.
Se que el Espíritu intercede por mí pero aprender que en mi extrema debilidad, en mi incapacidad para pronunciar palabras, el Espíritu no solo intercede si no que además interpreta esos sentimientos en palabras que mi Padre puede entender. Este conocimiento y recordatorio nos ayudo a sobrevivir las próximas semanas en el hospital. Romanos 8:27 continúa explicando: “Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.
Seguí meditando sobre mi experiencia y en el otoño del 2016, mas de un año después de ese tiempo inicial con Dios, él continuó presionando mi corazón lo que me dijo en el 2015, “Yo soy tu Voz sin palabras, hablo y abogo por ti.”
Ademas me desafió a hacer algo más. Lo comente con mi esposo y el me animó a tomar el paso de fe y el desafío para iniciar este blog. Mi deseo es compartir con ustedes mi historia con mi Padre, mis luchas, lo que estoy aprendiendo acerca de mí y de los demás. En este blog usted leerá cómo el Espíritu traduce mis pensamientos, emociones, adoración sin palabras a un lenguaje hermoso y cómo me reta a usar mi voz.
Mantente atento a la siguiente palabra…
Excelente, que Dios te bendiga!!!
Gracias Andrea por el apoyo.
Wow, me tocò en lo màs profundo. Me bendice mucho èsta palabra.Hay dìas que el dolor de extrañar a mi Papà es indescriptible, lo ùnico que hace mi Alma es precisamente eso, sollozar pero no habìa pensado en que el Espìritu de Dios intercede por mi. Palabra de Aliento. Sigue adelante!
Wow, Claudia, gracias por compartir. Me da animo leer tus palabras y lo que Dios puso en mi corazon sea de bendicion y aliento para ti. Voy a continuar orando por ti.
Super!! Y que hermoso mensaje Tu voz sin Palabras ❤️
Gracias Mayra. 🙂
Que hermoso es nuestro padre y experimentar su amor incondicional y fidelidad asia nosotros es aun más,gracias por que yo me veo me veo enti y tus palabras son para mi una bendición en estos momentos que DIOS te bendiga a ti y atu familia
Gracias Zulma. Me da gusto que Dios use esto para bendición de otros como tu. Oro por tu familia.