Desierto…
Una palabra que no
suena positiva ni prometedora.
Me imagino un lugar
solitario,
seco,
oscuro,
abandonado
y aislado.
Escuché a alguien compartir su historia
de estar en un desierto espiritual. Dándome el lenguaje a lo que estoy experimentando.Dios usó su historia para ayudarme a reconocer
que he estado viviendo en un
desierto desde hace un tiempo.
Puedo señalar el comienzo de
mi desierto a mi experiencia con mi salud después del Covid.
Mi lucha por una recuperación más rápida. El dolor que mi cuerpo experimentó y aún mantiene. Mi cerebro se nubla y tengo dificultades para concentrarme. Mi fatiga y falta de deseo me llevaron a momentos difíciles con el Señor: dificultad para aceptar mi “nueva” yo.
Las lágrimas, la ira y la soledad parecían ser una experiencia diaria. E incluso el silencio y la lentitud de Dios en mi vida fueron frustrantes.
Durante los próximos meses
continué meditando en esta palabra.
Finalmente, me admití a mí misma que estaba…
Estoy en un desierto.
Al principio,
intenté usar una palabra diferente para
describir mi experiencia.
Yo lo negaba porque ¿quién quiere estar en un lugar así?
Pero cuando admití y acepté esta vivienda
solitaria,
seca
y abandonada.
También acepté
la belleza del silencio,
la dulzura de la quietud,
la libertad de sanar,
la delieta de la soledad,
y la capacidad de escuchar a Jesús hablar en el desierto.
Durante los próximos meses
continué meditando en esta palabra.
Finalmente, me admití a mí misma que estaba…
Estoy en un desierto.
Su ternura
Su cuidado
Su descanso
Su provisión
Su paz
están conmigo
en el desierto.
No lo entiendo todo,
pero lo que estoy viviendo con Jesús en el desierto
es una profundidad que no encuentro en ningún otro lugar.
No estoy sola en este lugar.
Soy vista.
Estoy atendida.
Estoy a salvo.
Estoy segura porque Él está constantemente conmigo.
Este año estoy estudiando el libro de los Salmos.
Y me ha estado guiando en esta epoca.
Disfruto lo que dice Salmo 16,
“No seré conmovido, porque él está a mi lado”. Por eso “mi corazón se alegra y me regocijo. Mi CUERPO reposa seguro. Él me muestra el camino de la vida, concediéndome el gozo de su presencia y los placeres de vivir con Él para siempre”.
¿Cuánto tiempo estaré en el desierto?
No sé…
Sé que preferiría estar en el desierto con Él,porque allí hay más paz que en cualquier otro lugar sin Él.
Planeo compartir más sobre este desierto espiritual en los próximos meses. Estén atentos a la siguiente palabra…
